Cada noche puede ser una montaña rusa.
Bebé cansado, madre agotada, mil cosas por hacer… y la idea de una “rutina perfecta” a veces agobia más que ayuda.
En HONEST creemos que una buena rutina no tiene que ser rígida.
Tiene que ser sencilla, repetitiva y realista. Que funcione para tu familia, no para Pinterest.
¿Por qué es importante tener una rutina de noche?
El cuerpo y el cerebro del bebé funcionan por señales.
Una rutina predecible le ayuda a:
- Saber que el día se está acabando
- Bajar la actividad física y mental
- Entrar en un estado de calma que favorece el sueño
No se trata de hacer muchas cosas, sino de hacerlas siempre en el mismo orden.
¿Qué puede incluir una rutina de noche?
Aquí tienes un ejemplo básico (y flexible):
- Baño corto y relajante o limpieza suave
- Pijama + cambio de pañal con luz tenue
- Un momento de calma juntos (masaje, cuento, canción)
- Última toma (si hay lactancia o biberón)
- Dormir — con el acompañamiento que vuestro bebé necesita
Repetir esta secuencia cada noche (más o menos a la misma hora) le da seguridad al bebé.
Sabe qué esperar. Sabe que mamá o papá están ahí. Y eso, en sí, ya relaja.
❌ Lo que NO hace falta
- No necesitas una rutina de 10 pasos
- No necesitas silencio absoluto
- No necesitas hacerlo “perfecto”
A veces hay llanto.
A veces se interrumpe.
A veces mamá también necesita un respiro.
Y todo eso también es parte de la rutina.
Consejos HONEST para que funcione (sin estrés)
- Menos es más
Elige 3 o 4 pasos sencillos que podáis repetir incluso en días caóticos. - Luz tenue desde el principio
El ambiente avisa al cuerpo de que es hora de calmarse. - El móvil, lejos
Aunque sea el único ratito al día, ese momento también es tuyo. Presente y sin distracciones. - Sin lucha
No se trata de imponer que se duerma, sino de preparar el cuerpo y la mente para que pueda hacerlo.
Una rutina no es un método. Es un puente.
Un puente suave entre el día y la noche.
Una manera de decir: “ya pasó todo lo de hoy, ahora solo estamos tú y yo, y es hora de descansar”.
Y eso, con repetición y ternura, se convierte en una señal que el bebé aprende a reconocer… y a agradecer.